Decía el viejo tango “el mundo fue y será una porquería…”.
Los seres humanos, en particular los políticos de oficio y la media
internacional se “nutren” de una
suerte de “valoración moral” que como
bebida refrescante de cola o de esas archifrías que venden en Estados Unidos
(que manchan la lengua como si se tratase de laca naval), suelen ser reputadas
de “alimenticias” mediante mensajes
comerciales de amplia difusión, aunque,
luego de engullidas, en “advertencias”
escritas en letras microscópicas en las respectivas etiquetas, rece que su
consumo “pudiera resultar nocivo para la
salud”. Una suerte de “gran farsa”
en la que todo el orbe se ha enfrascado y donde convive el epítome de la
sinverguenzura con la más impoluta de las acciones, en tal clase de complicado
entrecruzamiento e intersección, que hacen lucir las creaciones gráficas de los
mosaicos árabes, como dibujos propios de un escolar imberbe, apenas cursante de
las primeras letras.
Sí, es cierto, “el mundo fue y será una porquería, en el
506 y en el 2000 también…” y aun cuando el tanguero de los años veinte,
haya puesto al siglo XX como la muestra palmaria de esa “grandiosa porquería”, tampoco es menos cierto que el descaro del
XXI, es una verdadera excresencia humana con todas sus características
coprológicas. El expresidente Barak Obama fue sujeto del otorgamiento de un
Nobel de la Paz, en medio de la promoción de la guerra en Afganistán. El
Presidente Wladimir Wladimirovich Putin, en un enroque sucesivo, no ha soltado
el poder político en su Rusia natal desde hace más de un decenio, aun
habiéndose realizado “elecciones
democráticas” en esos predios. Kim Jong-Il es un “criminal de guerra en potencia” porque intenta desesperadamente
hacerse de su respectiva “bomba atómica”
y, por su parte, israelíes, ingleses y franceses, ya acumulan un arsenal
nuclear capaz de reducir a la tierra a un átomo, pero no una, sino mil veces.
Los ingleses no quieren a la Unión Europea pero sí sus reales y ahora, porque
de reales se trata, los bancos ingleses se quieren mudar a Berlín, porque el
Brexit pinta los va a dejar más limpios que “talón
de angelito”. Recep Tagyp Erdogan quiere ser el Tamerlán de este tiempo y “democráticamente” se hace elegir Sultán.
En Siria ya van en camino de
superar un lustro de guerra civil, por cierto promovida por los Estados Unidos
y sus “democráticos” aliados de la
OTAN, mientras un sátrapa cósmico como Bashar Al Assad, continúa campante en el
poder, gracias al apoyo “logístico y
material” del “Zar democrático”
Putin y no obstante los “ingentes
esfuerzos de una comunidad internacional muy preocupada” cuyos diplomáticos
de trajes a lo Fifth Avenue, toman
champaña y cenan con caviar “en una
odiada” New York, condenada en discursos variopintos “porque
no comprende los sufrimientos de la población
de Alleppo”, y que, además, distraída por sus propias preocupaciones,
tiene que lidiar cotidianamente con los apremios de seguridad que un Presidente
itinerante les obliga a soportar, porque quiere mandar a su país desde su
Golden Trump Tower, en lugar de hacerlo desde la “vetusta y tradicional” White House. Y hablando del “Rey de Roma”, precisamente el
Presidente estadounidense, una extraña combinación de “T.V Star” con “empresario
hotelero-constructor” y “gigoló
vulgar”, acaso una muestra palmaria
de la “brillante nueva generación de
líderes mundiales”, acusa a su par de Siria de ser un cruel asesino de niños, sin
pruebas, sin investigación, sin la más mínima averiguación mediante y, en
nombre de “la democracia y la libertad”,
le arrequinta por su militar lomo de hereditario tiranuelo árabe, 87 cohetes de
última generación, que cuestan más que cien hospitales, una veintena de
escuelas y comida para más de un millón de personas, todo en menos de dos horas
de ataque. “¡Qué bárbaro!”...diría nuestro
tanguero centenario.
Y lo peor, todos estos personajes
son “héroes y villanos” según el
cristal con que se mire, posiblemente parte sustantiva de la naturaleza humana,
pero que no deja de ser su sola observación un vomitivo eficaz, para mentes
constipadas de tanta acumulación indigesta de “material impropio”. Pero nuestra región hispanoparlante de América
y otro tanto en aquella de parla lusitana, hoy día también suele ser vitrina
rutilante de “excrescencias diamantinas”.
Comenzando por el sonadísimo caso
Odebretch, que ha convertido al empresario brasileño de la construcción civil,
Marcelo Odebrecht, en una especie de “íncubo
infernal” por el “condenable delito” de
haber “repartido generosamente”
sobornos a “diestra y siniestra”
especialmente en el mundo político de nuestras naciones. Sorprendente resulta
esta suerte de “linchamiento” que le
hacen a Marcelinho, el hijo predilecto de un “pai trabalhador” y decimos que sorprende porque ¿Desde hace cuánto
esta práctica es condenable en nuestro continente hispanoamericano?, región entendida,
sin tapujos, desde el Río Grande hasta la Patagonia. ¿Cuánto hace que nuestros
políticos consideran “delictuoso y condenable”
recibir sobornos? ¿Desde cuándo existen en nuestros predios las “ayudas”, las “comisiones”, las “mordidas”,
los “arreglos”, los “repartos”, “os carinhos”? Ahora resulta que Marcelo salió de algún infierno
extraño, del que nunca debió salir y que ha ofendido con su “aliento corruptor y putrefacto” jamás “olido” en estas tierras, la “diáfana
pulcritud de nuestras públicas prácticas administrativas”. ¿Pero es que
acaso no son familiares los apellidos Matarazzo, Cisneros, Febres Cordero y
Piñera, por mencionar apenas unos pocos, cuando se hace referencia al “pago por mampuesto” para beneficio de sus intereses pecuniarios y los de
nuestra mesnada política latinoamericana?, si hasta el propio Macri (con práctica de familia
además), hoy flamante Presidente de la República Argentina, de haber tenido más
de una hermana, acaso “la picolla donna”
hubiera sido bautizada seguramente con el gracioso nombre de “Coimaría” en homenaje a tan fructuosa
práctica familiar y, a la vez, a la madre del Maestro Jesús, para ser
consistentes con esta “novísima forma siglo-ventiúnica”
de ver la realidad.
Daniel Ortega se hizo elegir
Presidente, anulando a su oposición política, nombrando, de paso y por
carambola, en una misma jugada, a su esposa Rosario, nada más y nada menos que Vicepresidenta
de la República, todo en el más “ejemplar
ejercicio democrático”. Michel Temer, “el
honradísimo, grave y serio Presidente” que asumió “por la Patria y el Pueblo” del Brasil, el sagrado deber de
sustituir a la Presidenta Dylma Roussef, en virtud de ser esta última sindicada
de “timar el erario público”, parece
que “pudería” irse embora” si acaso se le siguiese juicio
por su presunta participación, junto a ocho ministros de su “pulcro gabinete”, en un sonado caso de
corrupción que, junto a otro de fama mundial, no “Lava” el “Jato” un tanto
sucio de muchos de ellos, demostrando que no hay peor “Cunha” que la del mismo palo . Y, al propio tiempo, parece ser
que un “jogador do futebol” llamado “Petro Bras” los ha goleado a todos,
demostrando la naturaleza “filibusteramente
jogadora” que acaso les venga de sus “ancestros
imperiais” que no futbolísticos.
Pero el trofeo del “entrecruza y laza, entrelaza y cruza”
se lo llevan sin duda, “los venezolanos
imbuidos de tropical cubanía” quienes bailan al son que les toque la
gerontocracia antillana, quien, por añadidura, les sirve de guía “palera” e intelectual: los Revolucionarios Rojos. Cual si
fueran navegando en un barco que cañonea; toca la banda marcial a estribor; la
tripulación baila “tambores” en el
puente; se celebra una misa sincrética entre cristiana y santera a babor, con
un coro que canta a ritmo de nueva trova con joropo, van dando tumbos por un
mar embravecido y tormentoso que ellos mismos buscaran transitar, mientras las
máquinas hacen prácticamente pucheros y la nao hace aguas sin remedio. Guiados
por un capitanazgo colegiado y mermado en sus cualidades cognitivas, exhiben
como capitoste mayor a un hombre que es, de por sí, repositorio de profundas
limitaciones y contradicciones desde su más tierna edad: el Presidente Maduro.
Invoca la paz y arenga a sus huestes a la guerra; desestima la muerte de más
veinte venezolanos y ensalza la muerte de dos, solo porque son sus
correligionarios. Ofrece el diálogo a su contraparte, mientras los tilda de “terroristas”, “ridículos”, “hijos de su
madre”, “miserables” y otras pitanzas discursivas de mayor calibre,
impropias de mencionar en estos ejercicios escriturales de carácter
intelectual, por jocosos que resulten a veces.
El Tribunal Supremo que sirve “supremamente” a sus intereses “revolucionarios”, al ser sus
magistrados todos “rojos, rojitos”,
dicta sentencias que anulan a la Asamblea Nacional, confieren al Presidente
poderes especiales, en el marco de un “estado
de excepción” que ya ha arribado, por su reiterada continuidad (por cierto
tampoco ajustada a Derecho), a una “excepción
que se ha hecho Estado”, contraviniendo la más elemental norma
constitucional, mientras el mermado de su exdelincuente Presidente afirma que
el derecho a la protesta, derecho convertido en “constitucional” por los mismos que hoy lo niegan, tiene el
carácter de “relativo”, sentando
cátedra en materia de Derecho Administrativo e incluso en la propia Filosofía
del Derecho: resulta que los derechos, los derechos, los DERECHOS, tienen
calidad de “relativos” o “absolutos”, de lo cual puede deducirse
que el derecho a la vida, de acuerdo a “ciertos
agravantes que concurran en su consideración” bien pudiese ser objeto de
cierta cuantía de “relatividad” a la
hora de “la estimación de los hechos y
sus respectivas probanzas al momento de ser sujetas a juicio”.
La presidencia del Poder Moral
Republicano (una creación del Poder Público que se remonta a las sugerencias que
hiciese el Libertador Simón Bolívar a los legisladores, en su discurso ante el Congreso de Angostura, en 1817 y luego materializase en la Constitución
Boliviana, allá en 1826), corresponde en turno al Defensor del Pueblo
(aclaramos que en la Venezuela en la que vivimos al momento de escribir estas
líneas), otra creación accesoria del Poder Moral. Su titular debe solicitar al
Fiscal General de la Nación, se sirva conducir (a solicitud que el Poder
Legislativo cursa por ante la presidencia del Poder Moral), las averiguaciones
a las que haya lugar contra los Magistrados del alto tribunal, por la
inconstitucionalidad de las sentencias emitidas por el alto tribunal, conforme
lo establece el ordenamiento constitucional vigente. El Defensor se ofende,
acusa a la Asamblea de actuar en su contra e ignora la solicitud. Al propio tiempo,
ordena la investigación sobre la muerte de dos trabajadores vinculados al
gobierno e ignora las de más de veinte ciudadanos, así como la suerte de los
detenidos, porque según él “no es materia
relevante por ahora”.
Los procesos electorales que se
han solicitado y cuyos extremos legales se han cumplido, han sido ignorados,
desestimados y, en última instancia, invalidados o preteridos, por la
Presidencia del Poder Electoral, aun cuando la Constitución y las leyes de la
República, los contemplan y obligan. Sin embargo, las autoridades electorales
insisten en estar obrando conforme “la
Constitución y las Leyes” y, sin ninguna causa legalmente justificable, no
hacen pronunciamiento oficial alguno y tampoco se dignan informar, al menos
informalmente, al país. No hay medicinas o si las hay, sus precios las
convierten en inaccesibles. Escasean los alimentos y lo que se consiguen tiene
precios que viajan, junto al Discovery, en sus circunnavegaciones espaciales.
Sin embargo, para el Presidente Maduro y su “corte
ministerial”, todo es producto de una “guerra
económica, financiera y mundial” que el “imperialismo
norteamericano” y sus aliados locales, cipayos,
esclavos, negreros, miserables, mal nacidos, desgraciados, diletantes, cobardes
y sucios (a quienes, dicho sea de paso, afirma categórico, extiende su mano
con amor, amor del bueno en nombre de la paz y del diálogo conciliador), han
desarrollado contra él, la Revolución Bonita y sus heroicos camaradas.
De manera que esta forma “acomodaticiamente informe” en la que
vivimos hoy, no solo aquí, sino parece que en cuanto recóndito rincón de la
tierra que nos aproximemos, sujeto claro a intenso bombardeo y difusión
mediática, domina ampliamente nuestros escenarios posibles, escenarios
pletóricos de “héroes y villanos”,
quienes asumen, alternativamente y a “gusto
del consumidor” ambas distinciones e incluso extrañas mixturas de ambas
categorías. Y como aquella vieja canción de Joan Manuel Serrat, siempre será
posible hallar una “escena emocionante”
en la que“…el prohombre y el gusano, bailen
y se den la mano, sin importarles la pinta…” porque todo es al fin una
farsa, una absoluta, concluyente y definitiva “gran farsa…” acaso, podríamos decir, una suerte de “macabra fábula”. El problema radica en
que no sabemos cuan doloroso resulte decir, no importa dónde, ni cuándo, ni
cuantas bombas, ni cadáveres mediante: Acta…acta
est fabula…