viernes, 16 de marzo de 2018

“LA HOGUERA DE LAS VANIDADES”



Como bautizase Fray Girolamo de Savonarola (1452-1498) a esa gran pira que mandase instalar en el centro de Florencia, para la incineración de aquellos objetos que se considerasen propios de una vida impía, así nos atrevemos a colocar esta “pira propia” para lanzar al fuego pío, aunque en vana purificación, nuestras reflexiones propias en estos “sueltos”; breves líneas que intentan poner de manifiesto tanto las “vanidades políticas” como las “pasiones obscuras” que parecen domeñar la naturaleza de aquellos quienes dirigen los destinos del mundo. Aquí los consigno a una posteridad que no luce tan segura y para todo aquel que tenga la gentileza en leerlas. Dios nos guarde los años que sean posibles, ante tanta y tan variada estulticia…

1.       LA MALDICIÓN DE LA RECURRENCIA…

La humanidad pareciese estar involucionando políticamente o tal vez, por paradoja, avanzando a lo que será el futuro descarnado, sin caretas, sin ambages, sin apremios morales en el tiempo que viene. Donald Trump lo hace de regreso a las “ciudades amuralladas”, transitando hacia los antiguos imperios cercados por piedra, tal y como lo hiciesen a su tiempo los griegos, los persas o, sin duda, los romanos con su muro de Adriano o los chinos con su Gran Muralla.

Vladimir Putin camina hacia su definitivo zarinazgo. Da la impresión en todos los sentidos. Los escudos, las banderas, las rutilancias ceremoniosas; morriones empenachados y altos kepis; pechos militares cruzados de botones dorados, con guardias de honor que simulan los fusileros de plomo, como en aquellos juguetes de las postrimerías del siglo XVIII. Arrestos iluministas a lo “Pedro el Grande”, luciendo galas entre los solares reflejos de espejos de ingente formato, en salones enjaezados para grandes bailes de ocasión. Sumisión a la Iglesia Ortodoxa y corte de “nuevos boyardos”, pero ahora con elegantes trajes de gabardina y seda, en lugar de largas y pesadas túnicas de gruesa lana, con rebordes de terciopelo púrpura. Por báculos: grandes teléfonos móviles. Y por sobrias calesas inglesas, negras como la noche y tiradas por briosos corceles, automóviles alemanes lujosos del mismo color, guiados por choferes de pulcra estampa. Vladimir I, Gran Zar de todas las Rusias: el trono te espera…

Regep Tayip Erdogan, a galope tendido de nervioso caballo turco, espera revivir y reciclarse no en suerte de Ataturk, sino más bien en Suleiman, perpetuándose como verdadero sultán contemporáneo sobre su añosa Turquía, como lo hiciese por lustros el antiguo “Magnífico”. Simultáneamente lo hace con arrestos de Tamerlán, cuando lanza a sus “turcos indomables” contra los “kurdos y peshmergas” en Irak y Siria, imbuido de delirios otomanos expansivos; mientras, su enemigo allende las fronteras Bashar Al Assad, tirano mentiroso y manipulador, se hace “monarca absoluto” sobre una Siria en ruinas. En fin: reelecciones por aquí, perpetuaciones por allá.

Y en nuestros predios tropicales tal y como el Mausolo caribeño, fallecido recientemente, lo hiciese sobre Cuba la bella por seis décadas, su heredero hermano por “sucesión dinástica”; un Ortega nicaragüense trocado en Somoza de este tiempo; Morales, en suerte de Inca redivivo sobre Bolivia; y Maduro, arbitrario gamonal de pocas luces sobre Venezuela, pretenden reeditar las viejas dictaduras que pareciesen históricamente connaturales a estas sufridas tierras, utilizando como pretexto su “resistencia revolucionaria” contra los “imperios de occidente”. ¡Insólito!...
No hay manera: vamos “para atrás como el cangrejo”. No en balde no puede uno deslastrase, como pesadilla sistemática, de los inveterados “anaciclos de Polibio”; las volutas descendentes de los sentenciosos e inexorables “espirales recurrentes de Gianbattista Vico”; y lo que luce ser la reiteración inevitable y traviesa del “tiempo curvo de Albert Einstein”. ¿Qué hacer? ...Pareciera ser que del fondo de la historia venimos y hacia el socavón más profundo de ella vamos…

2.       LOS ERRORES DEL PASADO…

Nadie aprende por cabeza ajena. En Venezuela, durante el tracto terminal del gobierno del Nuevo Ideal Nacional, el General Marcos Pérez Jiménez, acaso llevado por las “tensiones adulatorias” del Dr. Laureano Vallenilla Planchart por un lado y Pedro Estrada por el otro, así como por sus propios temores, se puso a perseguir, encarcelar y hasta mandar asesinar oficiales de las Fuerzas Armadas, Seguridad Nacional mediante. Sin fórmula de juicio, sin cumplimiento de la más elemental norma militar y más allá de su ámbito castrense, nutridos grupos de oficiales, en particular subalternos, fueron sujetos de seguimiento, arresto, persecución y, finalmente, como en los casos del Teniente León Droz Blanco y el Capitán Wilfredo Omaña, arteramente asesinados por esbirros de la Seguridad Nacional. En el caso específico de Blanco, Braulio Barreto, oficial de ese cuerpo policial, viajó expresamente a la ciudad de Barranquilla, pagado por el gobierno nacional de entonces, con la misión concreta de asesinar al joven oficial, quien se encontraba allí en condición de exiliado.

El ámbito militar, gústele o no a quien sea, tiene sus propias leyes, tribunales y cuerpos de inteligencia. Eso lo entendieron claramente Betancourt, Leoni, Caldera, Lusinchi, Herrera, Pérez y Velázquez. Jamás la Digepol y menos la Disip, arrestaron, persiguieron, encarcelaron o torturaron oficiales de las Fuerzas Armadas, en servicio activo, con cargo y comando. Siempre, aunque fuera “de forma”, se respetó sin tacha esa “ley de la costumbre” más por “verdad verdadera” que por “verdad procesal”. Esa costumbre perezjimenista de perseguir militares con la SN, le granjeó la pérdida del apoyo de la mayoría de la oficialidad militar, aún de aquellos para quienes resultara indiferente la presencia perezjimenista en todos los ambientes, por aquello de que “cuando veas las barbas de tu vecino arder…”. Las torpezas terminales son ínsitas de quien se siente acorralado o, en el otro extremo, prevalido de un poder sin límites. MPJ también creyó, igual que Chávez, en la mal llamada “unión monolítica de la institución armada”. Así, el primero tuvo que marcharse una fría madrugada de enero, constatando en la práctica la inexistencia de la tan mentada “unidad monolítica”; el otro tuvo que experimentar “en carne propia” la amarga experiencia de un golpe que, aunque fallido, le demostrara todo lo contrario. No hay monolito eterno…

3.       CUBANOS INFILTRADOS Y VENEZOLANOS PAGADOS…

Es posible colegir que los “oficiales militares procesados” hoy en la Venezuela bajo la presidencia de Nicolás Maduro, no cayeron únicamente por torpezas propias. Tampoco lo hicieron los que cayeron el 4 de febrero de 1992 y menos los del 27 de noviembre del mismo año. Rodaron esencialmente por la delación. Los delatores, por lo general, fueron de dos tipos: los tarifados y aquellos que, por miedo, pensaron que podían perder sus carreras. Ninguno de los dos tipos, me atrevo a asegurarlo, lo hizo por “orgullo militar” o “amor a la democracia”. Tras la delación, hubo el sonido cautivante de la plata; el acomodo muelle en cargos y plazas privilegiadas; y, por supuesto, la correspondiente “lluvia de estrellas”, muchas de ellas inmerecidas.

Lo que no terminan de entender nunca los delatores es que a los traidores no los quieren ni quienes se benefician de su delación. Nadie termina confiando en ellos y en las Fuerzas Armadas o aún en esta Fuerza Armada Nacional, todo se termina sabiendo. No hay cosa peor que la afamada “Ley del Hielo” y, en sentido falsario, esa “presunta confidencialidad” que ofrecen “los compradores de información”. Algo es absolutamente seguro: nunca se cumple. Quien delata “vende su alma al diablo” y este diablo de hoy viene de la manigua cubana.

La delación se sabe porque hay un reporte, un expediente; alguien quien escribe, archiva y lleva información. Hay custodios, compañeros de armas y subalternos que respetan y admiran: esos protegen con el silencio, no necesariamente cómplice. Pero están los enemigos y los que están cazando la oportunidad por envidia, miedo o necesidad. Por ambos predios se cuelan los cuentos. Este nuevo “Diablo del Son” reconviene con melosa palabra, paga igual, pero graba y se vuelve propietario de las supuestas “confesiones voluntarias” y un día, como le hicieron al íncubo de Mario Silva, las hacen públicas por conveniencias personales o agendas particulares de sus “generales revolucionarios cubanos contimas mafiosos”.

Pueden extorsionar con ellas llegado el momento o amenazar por favores. Estos militares cubanos de hoy, heredaron a la Guardia Batistera; están aquejados de la misma enfermedad ínsita: cubanía con viejos vicios y poder mediante extorsiónTarde comprenderán los delatores cuan pírrica resultó la tarifa…

4.       EL LENGUAJE DIPLOMÁTICO Y EL REPARTO DE LAS ACUSACIONES…

Los diplomáticos de profesión son recurrentes en el “discurso de la corrección”, la morigeración y los modales propios de “cónsules y embajadores”. El Consejo de Seguridad de la ONU, al menos lo que tenemos oportunidad de ver por los medios internacionales, es plétora de estas distinciones diplomáticas. Podemos ver a la atractiva señora embajadora de los Estados Unidos, acusar a la Federación Rusa de las peores “maniobras en perjuicio de naciones y pueblos de la humanidad” y el adiposo embajador eslavo responderle, con absoluta corrección, eso sí, que “los Estados Unidos pretenden ser el hegemón del mundo por la vía de la violencia policial”. Personifican los representantes diplomáticos de ambas naciones, par de vírgenes vestales incapaces de cometer “esos tan bajos crímenes” de los que injustamente “se acusa a los gobiernos de sus respectivos países de origen”

Si se trata del veto a las sanciones en contra de Assad: “Nunca…Rusia no puede permitir se pretenda sancionar a quien, cumpliendo con su sagrado deber, en aras de la defensa del sagrado derecho internacional humanitario de sus ciudadanos…” haya reducido a calcinados cadáveres y cenizas humeantes, densas poblaciones de su árabe país. Por otra parte, tras la decisión de mudar la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén, considerándola con ello capital de Israel y echando por tierra todos los esfuerzos para lograr la convivencia pacífica de judíos y palestinos, la morigerada embajadora afirma categórica que “…el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica como jefe de la diplomacia de nuestro país, ha hecho uso legítimo y legal de sus atribuciones. En tal sentido, tenemos el derecho inalienable, como nación, de decidir dónde ubicar nuestras legaciones diplomáticas y advertimos firmemente a todos aquellos que votaron en contra nuestra que se atengan a las consecuencias.”  Alfonso Capone: niño de pecho…

Los rusos deben dar una explicación “satisfactoria” sobre el atentado contra el ex espía ruso que vendiera secretos a los ingleses, traicionando a su país y sobre el que, supuestamente, “espías rusos matones” hubiesen perpetrado un atentado. “Injusto e ilegal comportamiento de rusos” pero no es ilegal ni la traición y tampoco la venta de secretos a un “vecino político europeo bien hostil”, siendo un oficial militar en servicio activo y, por añadidura, adscrito a la Inteligencia Militar. ¿Y cómo saben que fueron los rusos? ¿No pudieron haber sido agentes del MI5 o el MI6 en una de esas urdiembres típicamente inglesas, tratando de devolver a UK un protagonismo que, en esa materia, ya no tiene? ¿Por qué no pensar que se pudiera tratar de una combinación CIA-MI’S para vengarse de la intervención rusa en las elecciones norteamericanas, tratando de reproducir un “escándalo internacional” en la víspera de la re-elección de Putin, intentando así debilitar al “nuevo Zar” en su camino de ascenso al “trono ruso”?¿No pudiese acaso tratarse de un “celoso funcionario” de la CIA que ante la inacción de su gobierno por solucionar “la trama electoral ruso-estadounidense”, hubiese decidido actuar “by his own” para detonar un conflicto político internacional, con ocasión del proceso electoral ruso? ¿Por qué será que cada vez que un país se monta en los poderes fácticos del mundo, colección profusa de “conservadores”, renacen las historias de conspiraciones que se remontan a la antigua guerra fría? ¿Y los conservadores rusos, capitalistas salvajes de fondo, que me cuentan de ellos, que son tan “conservadores” como el peor de los “tories” o “el halcón más halcón” de los americanos, pudiendo haber cumplido con un “contrato” librado por el “putinazgo” cuatros años atrás? …Entre diplomáticos te veas…Como solía decir Nietzche: “la verdad no existe”



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