domingo, 4 de diciembre de 2016

Líderes carismáticos, geometría plana y la “supervivencia” de las revoluciones devenidas en sistemas políticos.

En la autopista de la información, así como en este blog específicamente, hemos referido un trabajo nuestro denominado “La célula pentagonal de poder”  que plantea un modelo descriptivo  acerca de cómo nace, se forma y termina auto-organizándose el poder político, económico y social en torno al líder carismático dominador, cuando los sistemas políticos nacen de la mente, las acciones y procederes formales de este último. Al propio tiempo y según parece sugerir la evidencia empírica,  cada vez que se da un movimiento político ideológico que lleva por nombre “Revolución” y este último es conducido por un líder carismático dominador, si logra su pervivencia en el tiempo, “la Revolución” (misma que conserva su nombre de bautismo desde el principio y hasta lo que pudiese convertirse en su final) deviene en sistema político, al frente del cual se coloca el líder carismático en condición de líder fundamental, Primer Mandatario Nacional y “Pater Familiae” de todo y todos.

Desde la perspectiva de nuestro modelo, concebido como un polígono pentagonal al interior del cual se inscribe una circunferencia (misma que se traza desde el centro geométrico del pentágono) es precisamente el círculo, al interior de la circunferencia, lo que constituye el espacio que ocupa el líder carismático dominador. Los cinco lados del pentágono representan los personajes esenciales que rodean al líder, a saber, el  romántico, el ideólogo, el político de oficio, el soldado y el negociante. No trataremos en detalle a los personajes (ya descritos en otros artículos de este blog y ampliamente desarrollados en el trabajo referido) sino a las figuras planas que se derivan del examen del pentágono y que se van escindiendo de él sutilmente, en la medida que avanza el tiempo, una vez desaparecido el núcleo de la célula, precisamente el círculo al interior de la circunferencia, esto es el líder carismático dominador. Esta escisión geométrica pretende sugerir como los sistemas políticos derivados de una “Revolución” conducida por un líder carismático dominador, una vez desaparecido este último, tienden a debilitarse y, eventualmente, a desaparecer en un cambio de identidad.
La célula pentagonal de poder, precisamente por su forma geométrica, puede ser “dividida” (geométricamente) en dos figuras planas distintas. Suponiendo que el pentágono se trazara sobre una hoja de papel y tuviese una orientación en función de los puntos cardinales (N, S, E Y O), el vértice superior apuntaría hacia el norte y la base descansaría sobre el sur. Los vértices extremos a izquierda y derecha, se orientarían hacia el Este y el Oeste respectivamente. Si trazamos una línea recta que una el vértice Este con el vértice Oeste, obtendríamos un triángulo superior y, debajo de este, un trapezoide de cuatro lados. La recta trazada para unir los vértices sería la base del triángulo y, al propio tiempo, uno de los lados del trapezoide. Los lados superiores, del triángulo superior, estarían constituidos por el Romántico y el Ideólogo; los lados bajos de trapezoide por el político de oficio y el negociante a los flancos, y el soldado en la base.

Hablemos del triángulo superior, al que definiremos como el Triángulo Romántico-Ideológico. Mientras el líder carismático dominador exista, un arco de circunferencia de él penetrará al interior del Triángulo Romántico-Ideológico. Es su presencia mítica, su palabra señera, sus actos y actuaciones, sus creaciones políticas y ejercicios discursivos ideológicos (presuntamente o no), los que “mueven” al romántico hasta las lágrimas y nutren al ideólogo en su creencia que formaliza en doctrina y luego organiza en partido político. El área del Triángulo Romántico-Ideológico lo ocupan en su totalidad “la idea y el romance” que devienen del líder carismático dominador, su épica, impronta y su acción heroica cotidiana expresada en el discurso y que los alimenta a todos como sabia a la planta, sangre al cuerpo, luz al día.

Hablemos ahora del trapezoide inferior, mismo que definiremos como el Trapecio Poder-Riqueza. Son sus lados, como ya indicásemos, el Político de Oficio y el Negociante y su base, su fuerza y sustento, el Soldado. Otro arco de circunferencia del líder carismático dominador penetra a esta figura. Su presencia controla la avidez por el poder del político de oficio; los arrestos autoritarios del soldado; y la ambición por la riqueza material del negociante. El líder carismático dominador lo visa todo, lo supervisa todo, los “vigila” a todos; media, arbitra, sanciona, aprueba y desaprueba los “movimientos” que se dan entre partes. Es su presencia plétora de “autoritas y potestas” la que garantiza el equilibrio interno de aquel “trapezoide de ambiciones”, cuyo espacio lo ocupa en su totalidad la avidez por el poder y la riqueza.

La base del  Triángulo Romántico-Ideológico lo constituyen, siempre a través de la observación vigilante del líder carismático dominador, pequeñas secciones de políticos de oficio y negociantes con intereses concretos en momentos determinados, respecto de aquellos que contiene esa figura plana y una importante componente de soldados que se identifican con la idea y el romance que produce la presencia del Líder-Jefe-Comandante. Esta estructura celular, en la medida en que el líder carismático dominador comienza a marchar de la “Revolución” declarada en un principio a la construcción de un Sistema Político, se va replicando a diversos niveles, creciendo por imitación y trocándose en Retícula Celular que, como tejido canceroso, va “colonizando” espacios del Sistema Político, tanto  a nivel del Estado como a nivel Societal, terminando por constituir Retículas Oligárquicas de diversos niveles, cuya existencia, a su vez, se va solidificando en el tiempo. Pero cabe preguntarse ¿Qué podría ocurrir si el líder carismático dominador, “Pater celular” de aquella estructura, muere? ¿Qué ocurre si su “circunferencia cohesionadora y penetrante” desaparece? Hagamos un ejercicio.

Al desaparecer total y físicamente el líder carismático dominador, la célula pierde su núcleo y el pentágono su figura plana mediadora, controladora e inspiradora. El miedo inicial paraliza; el Triángulo Romántico-Ideológico de debate entre el llanto y la perplejidad, si la desaparición es pronta; pero si esta era esperada y luego de un largo período, ya se han solidificado los principios, fortalecido las organizaciones políticas, identificado los “albaceas indiscutibles” de los legados y se ha formado una grey. Los “templos” se han construido y solo hay una actitud vigilante respecto del Trapecio Poder-Riqueza. Pero hay un celo característico respecto del “legado”. En el Triángulo Romántico-Ideológico permanecen vigilantes los que se consideran “los guardianes”. Una cosa distinta ocurre si la muerte es pronta y sorpresiva; el asunto de la sucesión carismática no se ha resuelto. La “unción” es cosa emergente y la solidificación es poca.

La célula pentagonal tiende a escindirse; el Triángulo Romántico-Ideológico comienza a separarse del Trapecio Poder-Riqueza y al interior de este último, se forman grupos de intereses que comienzan por atrincherarse en sus espacios de poder. La escisión se produce porque en el Triángulo la preocupación es ideológica y por la preservación de aquello que allí se considera “la pura aspiración del líder carismático” respecto del futuro de y en “Revolución”.

Abajo, en el trapezoide, la preocupación es otra; se trata de la preservación de los privilegios, de la riqueza, del control de los hilos del poder, del manejo de las armas y su conservación. Y no habiendo la presencia del líder, cada apetencia pierde sus frenos, la avidez no tiene mediación, y la ambición corre libre de presión y apremio. Lo único que garantizará la pervivencia de aquella célula generatriz y sus retículas tributarias, será la existencia de un “enemigo” común, contra el cual se enfilarán todas las baterías: será lo único “común” a ambas estructuras. Cuando el enemigo común yazca derrotado, la separación sutil entrambas estructuras, apenas perceptible en un principio, se hará patentemente visible y comenzará el tránsito de la “Revolución” hecha luego “Sistema Político”,  hacia su inexorable trascendencia en dirección a otra configuración sistémica, que posiblemente se intente construir bajo la égida espiritual y teórico-política-ideológica del líder carismático desaparecido, pero en el contexto de “una nueva interpretación de sus ideas”, acaso una hábil justificación para salir definitivamente de ellas.






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